martes, 1 de marzo de 2011

No past land



Sus manos me llevan a través de la calle. No se a donde vamos, sinceramente me da igual. El esta contento, como no le he visto nunca. La ciudad nos sonríe plenamente. Hoy no hay limites me dice. Abre las ventade tu alma, amor.
Amor.
Cierro los ojos y saboreo en mi mente hasta la saciedad esa palabra. Tambor de corazón.
Abrázame.
Jamás me he sentido tan llena, tan completa.
Tu, su mano en mi mano es lo único real. Lo demás son susurros de tiempo, borrosos e intangibles.
Tus, sus ojos. Desprenden ese fuego de seguridad que hizo quemar todas mis defensas. Tu, él es perfecto.
Vamos, me apremia y tira de mi mano nuevamente, impaciente pero tranquilo. Por alguna razón desconocida ya no hay gente.
-¿Por qué no hay gente? Pregunto extrañada, aun que la verdad no es que me importe demasiado.
El ríe. No es que no haya gente, es que tu no quieres verla me aclara con dulzura. Y tiene razón, hoy solo quiero verlo a él. Me besa aplastando su boca desnuda contra la mía, ávida.


‘Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.’

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